Un tema que deben saber todos los propietarios de felinos domésticos, es cómo alimentar correctamente a su gato para mantenerlo en perfectas condiciones durante el mayor tiempo posible.
Debido su condición selectiva, el gato, es muy difícil que por iniciativa propia consuma alimentos peligrosos. De hecho, se ha observado que muchos felinos son un tanto renuentes al cambio de alimento de una marca e inclusive al alimento húmedo.
Aunque los felinos por su lengua queratinizada y escamosa son poco perceptivos al sabor, son altamente olfativos, de ahí que se guíen más por el olfato que por el gusto.
En la actualidad se ha demostrado que el alimento adecuado para los felinos es aquel que contenga suficiente proteína para el correcto mantenimiento de sus estructuras corporales. También ha de tener un adecuado porcentaje de sustancias grasas fundamentales para algunos procesos metabólicos y para la correcta absorción de vitaminas liposolubles.
A continuación comentaremos 8 mitos urbanos acerca de la alimentación en gatos que ponen en riesgo su condición sana.
1. Las vísceras del pescado crudas: un peligro para el gato
Ciertos mitos y leyendas urbanas sobre los alimentos que le gustan al gato fomentan errores con respecto a su alimentación que pueden costar caros. Es el caso de la creencia de que el gato es un animal pescadero por naturaleza, que no es del todo cierta.
No obstante, en esa afirmación hay parte de verdad “porque el felino es carnívoro y, por tanto, el pescado le gusta y debe formar parte de su dieta, junto con otros alimentos“, explica Sandra Garcinuñez, de la asociación Protección felina. La parte desconocida sobre el gato que come pescado es que la ingestión excesiva de vísceras de esta carne cruda puede provocarle parálisis o rigidez muscular (denominada parálisis de Chastek). La razón es que contienen un componente que destruye la vitamina B1, “cuya carencia provoca la parálisis en los músculos del gato“.
Otro peligro para el gato que consume pescado son las espinas, que le pueden producir perforaciones en el esófago y obstrucciones intestinales. Además, conviene recordar que el pescado crudo contiene un parásito llamado “anisakis” que puede provocar en el gato molestias estomacales.
2. La sal para el gato, en poca cantidad
Un gato debe ingerir poca sal para evitar cúmulos de restos salinos en el riñón que le provoquen problemas urinarios. Los alimentos específicos para ellos contienen la proporción adecuada de sal, pero si el dueño quiere ofrecer algún extra culinario de manera puntual, es recomendable jamón york o pavo bajo en sal.
El gato con problemas cardiovasculares deben evitar la sal siempre, para mantener su enfermedad bajo control.
3. La leche para el gato: en poca cantidad
La leche se suele asociar al gato como un alimento que le gusta y le sienta bien. Sin embargo, no siempre es así. “El gato que tiene intolerancia a la lactosa e ingiere leche puede sufrir diarrea“, comenta Manuel Lázaro, veterinario.
No obstante, hay felinos a los que este alimento les sienta bien, pero es aconsejable ofrecérselo en pequeñas cantidades y de manera esporádica.
4. La cebolla, un peligro para la salud del gato
La cebolla, los cebollinos y los puerros contienen tiosulfato, un componente que provoca en el gato la destrucción de sus glóbulos rojos, lo que también se conoce como anemia hemolítica.
Otra parte de esta verdura que resulta tóxica para el gato son los brotes verdes (similares a tallos) que crecen en ella.
5. El chocolate, un dulce peligroso para el gato
El chocolate contiene teobromina y el gato tiene un metabolismo que carece de la capacidad de eliminar esta sustancia. Por ello, si se acumula en grandes cantidades en la sangre del felino, resulta tóxica y mortal para él.
6. Huesos del pollo, un peligro para el intestino felino
Los huesos de pollo resultan peligrosos para el gato porque su ingestión le puede provocar daños en el intestino, como perforaciones u obstrucciones. En caso de ofrecer pollo al gato, lo más recomendable es hacerlo cocido y sin huesos.
7. El alcohol resulta tóxico para el gato
Las bebidas alcohólicas resultan perjudiciales para la salud del felino. Las consecuencias para un gato que ha ingerido alcohol son incontinencia urinaria y, en grandes dosis, resulta mortal.
8. El café y el té ponen nervioso al gato
El hígado del gato elimina con lentitud las toxinas de ciertos alimentos perjudiciales para su salud.
Un gato que ingiere sustancias excitantes, como las que contienen el café o el té, lo pueden alterar o poner nervioso. El felino carece de la capacidad de otros animales, como el perro, para eliminar sustancias tóxicas que se acumulan en su hígado. Un gato que toma cafeína o teína acusará más las propiedades de excitantes de estas sustancias en su organismo porque tardará más en eliminarlas de su cuerpo.
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